En el Día Mundial de la Madre Tierra, recordamos la importancia de la eólica para el Planeta

22/04/2017

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La ONU celebra hoy, 22 de abril, el Día Internacional de la Madre Tierra con el objetivo de recordar que el Planeta y sus ecosistemas nos dan la vida y el sustento e insistir en la necesidad de alcanzar el equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y medioambientales de las generaciones presentes y futuras. Este año, la campaña se denomina Alfabetización medioambiental y climática, ya que la educación constituye los cimientos del progreso y es necesario que la ciudadanía mundial conozca los conceptos sobre el cambio climático y sea consciente de la amenaza sin precedentes que pesa sobre el Planeta. El conocimiento nos empoderará a todos y nos llevará a tomar medidas para defender el medio ambiente.

La ONU considera que la alfabetización medioambiental y climática debe, entre otras cosas, acelerar el desarrollo de tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Como la eólica. Por eso, en un día como hoy, desde este blog queremos poner nuestro granito de arena y recordar que la energía eólica es una fuente de energía renovable que no contamina, que es inagotable y reduce el uso de combustibles fósiles. Y es una energía autóctona, disponible en la práctica totalidad del planeta, lo que contribuye a reducir las importaciones energéticas y a crear riqueza y empleo de forma local.

La producción de electricidad mediante energía eólica y su uso de forma eficiente contribuyen al desarrollo sostenible. ¿Por qué?

  1. Es la que menor impacto tiene sobre el medio ambiente: durante su proceso de generación, la eólica no lleva implícito proceso de combustión alguno.
  2. No emite sustancias tóxicas ni contaminantes del aire, que pueden acidificar los ecosistemas terrestres y acuáticos, y corroer edificios, desencadenar enfermedades del corazón, cáncer y enfermedades respiratorias.
  3. No genera residuos: no hay metalurgia ni transformación del combustible o, lo que es lo mismo, no hay grandes consumos de energía, ni residuos radiactivos, ni mareas negras, ni contaminación del aire en las refinerías, ni explosiones de gas, ni agentes químicos muy agresivos…
  4. No contamina el agua: la eólica tiene una de las huellas de consumo de agua más bajas, lo que la convierte en clave para la preservación de los recursos hídricos.
  5. Tiene un impacto menos agresivo en el suelo: no exige minería, ni grandes movimientos de terreno, ni arrastre de sedimentos.
  6. No necesita transporte, a diferencia del gas, el petróleo o el carbón, por lo que reduce el impacto ambiental del tráfico marítimo y terrestre.
  7. Reduce el uso de combustibles fósiles: cuando sopla el viento, no es necesario utilizar combustibles fósiles, más caros y contaminantes.
  8. Disminuye las importaciones energéticas: en 2015, la eólica evitó en España la emisión de más de 25 millones de toneladas de CO2 (el equivalente a plantar 2 millones de árboles) y evitó importaciones de combustibles fósiles por valor de 1.932 millones de euros.
  9. Convive con la agricultura y la ganadería: los parques eólicos son bienvenidos por los agricultores y ganaderos porque sus tierras pueden seguir siendo usadas para cultivar o criar rebaños.
  10. Es respetuosa con la avifauna y los demás animales: para construir un parque eólico es necesario disponer de una declaración de impacto ambiental (DIA) positiva. No es posible construir parques eólicos en zonas protegidas ni en aquellas con una DIA negativa. Los estudios de impacto ambiental y los planes de vigilancia ambiental son cada días más rigurosos y exigentes, asegurando de esta forma un reducido impacto de la eólica sobre aves y mamíferos.

En definitiva, la energía eólica es la tecnología más eficiente para producir energía de forma segura y medioambientalmente sostenible: sin emisiones, autóctona, inagotable, competitiva y creadora de riqueza y empleo. Es importante que cada vez sea consciente de ello más gente. Por eso, en el Día Internacional de la Madre Tierra, ¡cuéntalo! #Máseólicaenelmundo

El futuro por delante, de Santiago Bañón, Premio Eolo de Fotografía 2016

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