La eólica vuelve a ser la primera tecnología del sistema en febrero y el precio del mercado eléctrico se reduce un 28% en el mes

01/03/2017

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Aunque menos intensamente que en años anteriores, el viento ha vuelto a soplar en febrero y la eólica ha recuperado su sitio como primera tecnología del sistema, al cubrir el 24,8% de la demanda eléctrica. Como consecuencia, se ha reducido el uso de combustibles fósiles en la generación de electricidad y el precio de mercado ha bajado un 28% respecto a enero (ver gráfico).

Fuente: REE, OMIE y elaboración AEE

El impacto también lo han sentido los consumidores domésticos, que han visto como el PVPC ha bajado de 14,44 c€/kWh a 12,01 c€/kWh (un 16,8% más bajo que en enero).

Ahora bien, no todo han sido buenas noticias. El mes que se acaba ha sido el peor febrero en términos de generación eólica desde 2011, así como el peor para la hidráulica desde 2012. Entre ambas tecnologías, generaron un 31% menos que el año pasado (la eólica un 16,2% menos y la hidráulica, un 49%). Por lo tanto, en febrero las centrales de combustibles fósiles tuvieron el mayor protagonismo desde 2012 en la generación de electricidad, lo que ha supuesto el precio medio del mercado eléctrico más alto desde febrero de 2012.

¿Qué hubiera pasado si se hubiese cumplido la Planificación Energética del propio Gobierno y España contase con los 2.500 MW eólicos más que se esperaba tener a finales de 2016? Lo que hubiese ocurrido es que se hubieran generado al menos 509 GWh eólicos más en febrero y la cobertura de la demanda con eólica hubiera ascendido al 27%, lo que habría reducido el precio del mercado en al menos 4,5 €/MWh, con un ahorro del 7,7%. Esto hubiera supuesto un ahorro total en el precio del mercado eléctrico de 88 millones de euros sólo en febrero del que nos hubiésemos beneficiado todos los españoles.

Además, al no haberse construido estas instalaciones se han perdido inversiones por un valor de 3.000 millones de euros, no se han generado ingresos en las zonas rurales donde se habrían ubicado, no se han creado 3.500 empleos (para la fabricación, construcción y mantenimiento de los parques), ni ingresos fiscales para el estado, ni se ha evitado la emisión de 9,2 millones de toneladas de CO2, ni se han ahorrado 40 millones en importaciones de combustibles fósiles (necesarios para generar los 509 GWh que se hubieran generado con el viento autóctono y limpio). Y la industria española ha perdido competitividad al tener que pagar más cara la electricidad.  Es decir, que no seguir desarrollando la eólica en España nos cuesta a todos.

 

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